Vampiros de nuestra época

La representación de «Drácula», dirigida por Ignacio García May, habla del dolor, del bien y del mal, de la amistad y de la comprensión profunda del ser humano. Y más allá del bien y del mal podría sugerir algunas cuestiones no resueltas sobre el vampirismo de hoy, sobre nuestros propios vampiros. Así lo expresa el director «…habitamos una sociedad neurotizada y aterrorizada, acosada por vampiros espantosos. No llevan capa ni colmillos, ni habitan en castillos lúgubres; se llaman: miedo a no ser suficientemente atractivo, miedo a no tener dinero, miedo a perder el trabajo, miedo a los compromisos, miedo al extranjero, miedo al vecino, miedo a los padres, miedo a los hijos, miedo a la muerte, miedo a la vida…” y deja en suspenso la pregunta…” ¿con qué nos defendemos?” que leo justo antes de subir el telón.

Si bien es cierto que desde los griegos, cada cultura, arte, religión o terapia ha creado su propio tratamiento, nosotros… en fin, ahora nosotros estamos diferentemente expuestos, más vulnerables quizá, puesto que eliminado el dolor apenas nos quedan señales, información que nos guíe hacia una mejor comprensión de lo que ocurre, que nos ayude a afrontar esos miedos y avanzar. “La catástrofe de nuestra época es que vive bajo el espejismo de que el dolor puede ser evitado y hasta anulado; pero como esto es mentira, el resultado es que su poder se hace cada vez mayor mientras decrece la capacidad de los seres humanos para enfrentarse a él o incluso entenderlo”.

Además de las posibles lecturas que me sugiere, (precisamente durante el Systemic hemos tratado la cuestión del mal sentir) he disfrutado de la estupenda interpretación de los actores, de la historia, de los textos, de la música y de la limpia escenografía de «Drácula», basada en la novela de Bram Stoker. Y lo digo desde el desconocimiento de la propia obra porque no tenía estándares previos. Y esto creo, puede suponer alguna diferencia en la valoración. No tenía la referencia de Drácula de Francis Ford Coppola, y por desconocimiento mío, no he leído la novela. En cuanto al cine, no me había seducido en exceso la intensidad del rojo, ni lo sublime del verde. Pero lo del libro no tiene excusas. De cualquier manera, parece que algunas de las escenas de la película de Coppola, influyeron inevitablemente en la valoración del efecto, al menos en algún espectador. Desde luego el Director contaría con ello y si cabe tiene aún más mérito. En mi caso me acomodé en la butaca, segunda fila del teatro Valle Inclán de Lavapiés, con pocos estándares previos aunque con esa ligera excitación de los hambrientos devoradores de historias.

Me parece una obra necesaria, inevitable, sean cuales sean los estándares previos, los miedos, los tratamientos o los cambios pendientes para mantener la seguridad en suspenso.

Pilar Mamolar

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7 pensamientos en “Vampiros de nuestra época

  1. Hola Pilar.¡Feliz Navidad!

    Este artículo sobre las historías de vampiros me hace pensar en algunos más…el vampiro del consumismo, de la fiesta sin descanso, vampiros con uniforme de policia municipal de cualquier localidad, vampiros mecánicos conocidos con el nombre de grúas 😉

    Ante esos vampiros reaccionamos con miedos que nos alertan para tratar de encontrar respuestas ante sucesos que no nos habíamos planteado previamente.Parece ser que es un mecanismo de defensa.

    Sobre la incomodidad, la desazón o el dolor se supone que son indicativos de alerta para movilizarse.

    El otro día vi un documental sobre los opiacios y las investigaciones que se realizan acerca de anular el dolor. Es posible que en este campo se avance para tratar de paliar dolores físicos que no tienen mucho sentido pero a veces el dolor sólo es un síntoma y no experimentarlo supone no atender a tiempo la enfermedad.

    Otro tipo de dolores, los dolores del alma,creo, que conforman en parte una información diferencial, algo no funciona, lo siento…no sé muy bien que es…hay algo que no marcha. Este pensamiento-sentimiento puede generar movimiento, dinamizar.

    Para mi el dolor o el sufrimiento,cuando uno no se abriga con él, sirve como indicador de lo vivo que se está y de lo queimportan las cosas
    ¿Estás de acuerdo?

    Entre el masoquismo y el estoicismo; entre el bien y el mal, ir volver sobre estos continuos para encontrar el punto de equilibrio que volverá a perderse al minuto, al dia siguiente o en el próximo año.

    Esto me recuerda que pronto entraremos en el 2010 ¿Será la época de los «vampiras galácticas»?jajaja

    Esperemos que no… esperemos que pronto volvamos a vernos con nuestra apariencia habitual… la que mantenemos hasta las 12 de la noche, después de tomar las uvas…ya se verá

    Feliz año nuevo, felices fiestas y nos vemos .

    Paloma

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  2. Hola Paloma¡, no puedo estar más de acuerdo en lo que dices, me gusta ese –“si uno no se abriga con él”-. Creo que necesitamos esas señales de alerta para movernos… o también a veces quedarnos quietos, investigar más y comprender mejor. La verdad es que es una cuestión bien interesante desde muchos puntos de vista y sugiere muchas posibilidades en cuanto a cómo gestionamos la incomodidad y las dificultades, también el esfuerzo. Cuestión interesante para los educadores, terapeutas, coaches, padres, hijos…

    Y …agradezco a mi incomodidad del año pasado respecto a no saber cómo funcionan algunas cosas, la oportunidad de compartir contigo estas reflexiones y desearte ahora un FELIZ AÑO Y FELICES FIESTAS¡.

    Un fuerte abrazo,
    Pilar

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  3. Hola

    Estaba esperando unos días para comentarte este artículo. Los días que faltaban hasta que fuera a ir a ver «Drácula».

    Me hizo gracia leerte, porque a mi también se me ocurrió la idea de ver la obra de teatro. Además lo planeé para el 1 de Enero, qué mejor momento para ir al teatro, y de paso, desembarazarse de restos de resaca, ja..

    Bueno. Yo al contrario de ti, ya había leído la novela y creo que hasta habré visto seis ó siete versiones de Drácula, incluida la de Coppola. Por cierto, mi preferida, sin duda, sigue siendo Nosferatu de Murnau (http://video.google.es/videoplay?docid=-6185283610506001721#). Y hace poco estrenaron otra película basada en la historia del rodaje de Nosferatu, que no tiene desperdicio con el sugerente título de «Shadow of the Vampire», buenísimas. Creo que son las únicas que me han dado miedo.

    Me encanta el género de los vampiros, además de Drácula, que leí en plena adolescencia, he leído de todo. Especialmente me gusta Anna Rice, le dio un giro muy interesante. Y por eso detesto toda la saga de Crepúsculo y demás… en fin. Por eso igualmente me parece interesante True Blood, aporta nuevas perspectivas.

    Y creo que algo así me esperaba con la obra de teatro. Esperaba encontrar una reflexión actual del mito o símbolo del vampiro. Al menos, los textos del programa parecía que indicaban eso. Por eso creo que al principio me decepcionó un poco volver a ver el argumento de Drácula, tan bien respetado en su esencia.

    Y creo que ahí está lo interesante de la obra, más allá de no coincidir con mis expectativas. Ser fiel a la obra, haciendo un gran ejercicio de contención, para mostrar lo más importante. Ese enfrentamiento entre el saber científico y el saber ancestral, representados por Van Helsing y Drácula. Me encantaron los decorados, la puesta en escena, la sencillez con la que resolvieron los flashback, los diferentes ambientes. Qué poco recursos tan bien elegidos. Y la sobriedad de la música, tan lejana de resonancias góticas, apoyando esa contención. Incluso la muerte de Drácula, se deja en suspenso, en duda, es más que una muerte, un desvanecimiento.

    Yo por supuesto hubiera deseado que Drácula hubiera acabado con todos, empezando por el odioso Van Helsing, que tenía un punto un poco pedante y pretencioso, ja.. Lástima…

    Me encantó el papel de Mina (Xenia Sevillano) y sobre todo, qué acierto, el de Renfield (Eduardo Aguirre). Sus escenas creo que fueron las que más disfruté. Para mi representa el sueño de todo humano por anhelar ser un vampiro, por anhelar la inmortalidad y el poder, que es en parte lo que representan. Me gustó mucho la mirada de Drácula (José Luis Alcobendas), sobre todo al mirar al público, cuando ya sabe que todo está perdido, cuando recuerda su pasado con nostalgia. Y cómo no la posible relación amorosa entre él y Mina, bueno, algo discutible, ahí sí que está la influencia de Coppola 😉

    Bueno, aunque no encontré lo que esperaba disfruté muchísimo. Me encantó ver a Lucy (Rocío León), qué verosimilitud vampírica, y sin enseñar un solo colmillo.

    Y aún así me quedé con ganas de más, me quedé con alusiones más directas al tema del dolor, al tema de la ilusión de la inmortalidad, del poder, de las fuerzas que nos vampirizan. Me quedé con ganas de más, lo que no es malo de por sí.

    Como anécdota final, ja… a la salida, mientras esperaba con Jose, un amigo mío, nos encontramos con un auténtico vampiro… ja ja.. estaba el hijo de Pajares, esperando a alguien… y a quién esperaba, a su padre, ataviado con largo abrigo y una elegante bufanda blanca, muy delgado y pálido. Seguro que él si sabe de estos temas, hubiera sido interesante escucharle su opinión.

    Y para hablar del dolor, como dice Paloma, pues mejor hacerlo en otra ocasión.

    ah.. y feliz año

    Alejandro

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  4. Hola Alejandro,
    Gracias por compartir desde las distintas versiones del mito y con buenas sugerencias además para los que pensemos en ampliar la cultura vampiresa.
    Creo que con muy diferentes expectativas la obra gusta. Cuando fui a verla, las dos segundas filas de atrás estaban ocupadas en gran parte por un público adolescente mucho más afín me temo a las sagas. Cuando comenzó la obra y con la primera frase de Van Helsing oímos un suspiro seguido de un leve… “…Qué…rollo” y la verdad es que tragamos saliva solo pensando en todos los suspiros y movimientos en las butacas que podrían seguirle a éste. Nada más lejos, silencio sepulcral durante toda la representación. La obra parece que gustó a públicos bien diferentes. Creo que como dices en parte se debe a que la obra es fiel a la obra y que como un clásico nunca termina de leerse, siempre por reinterpretarse. Y puede que en cada lectura la obra nos lea a nosotros, tanto como nosotros a ella, puede ser.

    Un abrazo y Feliz Año.
    Pilar

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  5. Hola

    Sí, estoy de acuerdo con lo de que es un clásico reinterpretable, eso es lo bueno de un clásico. Como el propio mito del vampiro.

    Por cierto, creo que ya te había dicho en algún otro momento cuál era mi película de vampiros preferida, no la mencioné antes, ésta creo que sí la has visto:
    «El baile de los vampiros» de Roman Polanski, ja.. insuperable… sobre todo la escena en la que intentan entrar en la sala donde se encuentra el ataúd del vampiro y el profesor se queda atascado en la ventana ja ja… y desde luego la escena magistral del baile cuando están frente al espejo… ja ja…. genial…

    ¿Cómo sería hacer una interpretación teatral del baile de los vampiros?

    ¿Y una interpretación de Drácula desde el punto de vista de Drácula? ¿Por qué nunca conocemos directamente su perspectiva? Puede que para proyectar la nuestra, como bien dices.

    Un saludo y espero que nos veamos pronto

    Alejandro

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