Como desarrollar mi propio talento

Una de las utilidades del gestor de un blog es que te permite ver las entradas por las que la gente consulta la página. No es que puedas ver quien es, sino a través de qué palabras alguien entra en el blog. “Cómo desarrollar mi propio talento” es un conjunto de ellas. Así que me ha parecido una buena razón para el post. También la idea de que una intención de búsqueda lidere los asuntos que vas a tratar.

En principio tal y como posteaba en ¿Talento escaso? Sigue sin gustarme la etiqueta “talento” por todas las asociaciones tan poco acertadas que conlleva. Como en muchos casos el nombre (además de no ser la cosa nombrada[1]) constituye un obstáculo, y en la etiqueta incluimos aspectos muy diferentes para pensar y fantasear sobre nuestro propio “talento” o sobre cómo otros organizan el suyo. Como en esto hay todo un abanico de mitos y leyendas me gustaría revisar al menos tres de ellas.

1. Tener/no tener, una de las principales fantasías…

 …O posibles obstáculos para el desarrollo, aunque no la más sutil y bien aclarada es fácil de superar. Pensar en estos términos implicaría llevar la atención a la imagen congelada de algo que en realidad está en continuo dinamismo. Si nos quedamos con la foto fija es tan fácil como poco útil hablar de tener o no tener, de escasear, de captar, retener, incorporar y otras muchas tonterías más. Si pensamos en términos de proceso como propongo, la cuestión de  tener/captar/retener/incorporar… no parece tan útil, pues nada vivo puede permanecer sin cambios, y nos interesaremos más por cuestiones como el desarrollo, el aprendizaje, la autogestión, la dirección y otros. Así pues, sustituir la idea de lo que tengo por lo que he aprendido/desarrollado/experimentado y estoy en vías de seguir aprendiendo… me parece mucho más apropiado.

 2. La herencia, otra de las fantasías con las que identificar el talento.

Cuántas veces oímos decir que se nace con cierto talento cuando en realidad estamos hablando de habilidades como el liderazgo, por ejemplo, que pueden desarrollarse con interés, curiosidad y desde luego práctica, porque la práctica es un asunto importante en esto del talento. Pero ocurre a veces lo contrario, esperamos ser buenos, tenemos estándares muy altos y practicamos muy poco. El desarrollo de habilidades requiere de la práctica y de la repetición más que de haber heredado un don especial. Y no es que yo niegue la herencia, que en este aspecto me considero más bien agnóstica; niego el acceso al conocimiento preciso que podamos tener para aplicarlo a esta cuestión del “talento” y me guío por lo que he visto, experimentado o entrenado. En la práctica considero esta propuesta en extremo útil, al menos en materia de talento y con el interés puesto en cómo hacerlo progresar.

3. Que nos haya sido desvelada la “verdadera” vocación, el  «verdadero talento”.

Y una tercera cuestión no menos importante. Habrá quizá quien conozca, disfrute o apenas tolere algún conocid@ que sienta un profundo, alegre, intenso o audaz entusiasmo por algo. Esos incansables y entusiastas de la vida, entrarían en la categoría de lo que Chesterton llamaba aburridores y a los que él otorgaba enormes virtudes. A ellos opondría la categoría de los aburridos, aquellos a quienes consideraba prosaicos y faltos de intereses o a quienes no gustaban las cosas sencillas y aparentemente aburridas.  Pero decía con mucha intención: “El aburridor es más fuerte y más alegre que nosotros; es un semidiós; o más bien un dios: son los dioses los que no se aburren de la repetición de las cosas…”[2]. Me gusta esta descripción porque a mi entender puede ayudarnos a pensar en otra de las creencias o falsas creencias sobre el talento y es esa de que alguna vocación oculta, nos será en algún momento revelada…

…Porque esa creencia nos invita a pensar que la vocación de algunos entusiastas incansables es una especie de revelación, que como el talento (ver fantasía 1ª) se tiene o no. Pero Ay¡ lo divino es más bien el efecto que va produciendo un proceso de construcción que puede, y así lo deseamos, realizarse a lo largo de toda la vida. Y del que iremos teniendo progresiva información (más que revelación). Que no hay vocación sin búsqueda y sin construcción.

Quedan planteadas mis 3 favoritas fantasías sobre el talento. En el próximo post 3 posibles maneras de desarrollarlo: talento como proceso, práctica autogestionada y motivación.

Pilar Mamolar


[1] “El mapa no es el territorio, y el nombre no es la cosa nombrada” es uno de los principios o características de la comunicación que Bateson describe en “Espíritu y Naturaleza” y que antes había hecho célebre Alfred Korzysbski en sus trabajos de semántica general. Con este principio se llamaba la atención sobre la idea de que en toda percepción de algo (algo tan sencillo como una silla, por ejemplo) hay siempre una transformación entre la cosa (silla) y aquello de lo cual se informa (la idea que yo tengo de una silla es algo diferente de la silla y diferente a la idea de silla que tu tienes). Nombrar es clasificar, es hacer un mapa. Seleccionar algunas cosas, dejar fuera otras, hacer distinciones. Algunos mapas de cosas son poco útiles para ayudarnos a encontrar nada. Es lo que creo que ha sucedido con el nombre “talento” y por lo que puede ser útil conocer algunas de las fantasías con las que se asocia.

[2] Chesterton G. K.. Herejes. Acantilado. Barcelona 2007.

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3 pensamientos en “Como desarrollar mi propio talento

  1. Hola Pilar

    Gracias por esto. Especialmente las citas de «Herejes» .

    No recordaba el texto de donde sacas la cita y acabo de pasar una media hora larga buscándolo preso de la fascinación y risa profunda que me produce el enorme proceso dinámico – que no talento 🙂 – que expresaba Chesterton en su uso del idioma.

    Curiosamente voy a la Rey Juan Carlos el día 30 (si permite la huelga) para hacer un taller – presentación sobre «Las Competencias como Proceso – Aprendizaje Experiencial». Casualidades de la vida.

    Un beso

    Tim

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    • Vaya¡ la verdad es que iba a poner título del capítulo y página pero pensé.. estas escribiendo en el blog no citando bibliografía y lo dejé. Me encantó “El señor Rudyard Kipling y el empequeñecimiento del mundo” …me sentí con tantísimo espacio en mi pequeño salón… un mundo 🙂
      Gracias por compartir. Y ya nos contarás algo de las competencias ¿verdad? … O te preguntaremos.
      Un beso
      Pilar

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