¿Qué fue lo que pasó?

O dónde empiezan los procesos, que dice mi otra Pilar. El caso es que a cuenta de Valentina, yo he conectado con esta idea de cambio. Y de aprendizaje. De cómo cambiamos en nuestra manera de relacionarnos con nosotros mismos y con otros. Cambiamos y cambian nuestras relaciones, siempre cambian, sobre todo las buenas, y para estabilizar algo en el tiempo, muchos pequeños cambios son necesarios. Supongo que por eso es tan difícil mantener ciertas estructuras tradicionales como el matrimonio o la pareja, una vez que las funciones que venían cumpliendo se nos han venido abajo. Acaso el matrimonio moderno sea un ejemplo de necesitar ir más allá en cuanto aprendizaje. Pero este sería otro tema. De momento me quedo con esta cuestión del ir más allá en el aprendizaje en general. Total, a estas alturas ya sabéis que lo mío es tratar lo general 🙂 y para lo específico, que cada uno se organice.  🙂

Al tema (general)

Hace unas semanas en el Arte y la Ciencia del aprendizaje y la enseñanza efectivos, estuvimos trabajando el aprendizaje adulto como un proceso de remodelar modelos. Me refiero aquí a nuestros modelos naturales, es decir, a las representaciones que construimos a cerca del mundo: de las relaciones, los problemas, las situaciones que vivimos, etc… La cuestión era: ¿Hasta qué punto hemos remodelado algunos de nuestros modelos? ¿Hasta qué punto re-construimos o añadimos, mejoramos, alteramos, vamos un poco más allá o mucho más? ¿Hasta qué punto lo vamos haciendo de forma consciente? Como adultos seguimos aprendiendo y cambiamos partes, pedacitos de nuestros modelos (en esto consiste remodelar) y eso, en la práctica puede hacer “mucha diferencia”. Pero ¿Pueden los pequeños cambios precipitar grandes cambios? Y ¿Cuanto de atinado puede ser esto?

Este Arte y Ciencia incluía muchas cuestiones que estaban entre los límites de la filosofía, la pedagogía, la psicología, la sociología… Esto es una característica de la propia DBM, pero en este curso a mí me resultó más evidente. Así que durante las prácticas, como parte de la tarea,  jugaba con la idea de quedarme o de ir más allá, de pensar qué significaría el aprendizaje dentro, -dentro de lo conocido- y qué significa fuera…, un poco fuera…; un poco más…; ¿y un poquito más?… ¿? Igual ya sería otra cosa.  🙂

Desde luego en el aprendizaje, dentro, fuera y allende los mares, están implicadas cuestiones de significado, principios, razones y valores que vamos priorizando y cambiando. También de posicionamiento con respecto, no solo a estar dentro o fuera de una estructura de conocimiento o un sistema, sino a la propia idea de estar dentro o fuera.

Los efectos también estarán implicados en el aprendizaje y a veces este ir más allá, no existe como posibilidad porque ni siquiera se ha imaginado su utilidad. Otras veces se ha imaginado pero no es posible, otras se ha imaginado, es posible y no interesa, estoy pensando ahora en sistemas grandes como por ejemplo los modelos económicos, o en innovaciones útiles como los coches ecológicos, hay muchos ejemplos de donde “ir más allá” no interesa.

Y los afectos. El cómo se siente eso de aprender y allendear. Que a veces se siente un poco o bastante peligroso. Por eso los límites del mundo se han pintado con dragones. Y es que a veces allendear asusta. La ventaja que tenemos los humanos es que lo podemos imaginar, podemos jugar con ello y explorar, no tenemos que seguirnos en cualquier idea que se pase por la mente. También podemos explorar opciones de “alquiler sin compra”, que es otra manera de explorar. O atender desde y a diferentes posiciones, mí mismo, otros, contexto, porque el cambio siempre opera en un sistema.

Y esta reflexión que empezó con Valentina, me ha llevado a la primera semana del segundo año del Curso de Terapia y Consultoría Sistémica: el Systemic para todos los que han compartido estos dos años de investigaciones y de muy buenos ratos. Y repasando algunas notas, leía en mis apuntes una idea que expuso John McWhirter (o al menos esto es lo que yo procesé) y que ahora ha adquirido nuevos significados: que cualquier pequeño desatino en el modelo puede ir en aumento, en escalada, ya que opera en sistemas complejos y no de forma lineal. De ahí que podamos experimentar mucho mal sentir con muy pocos motivos. A fin de cuentas, modelamos la experiencia con nuestros modelos más o menos atinados.  

Lo fascinante de este asunto es que también pequeños cambios en nuestros modelos pueden propiciar hermosos cambios en nuestra vida y en la vida de otros seres humanos.

Un saludo a todos.

Pilar Mamolar

Vuelvo a pensar en Valentina y en donde empiezan los procesos. 😉

9 pensamientos en “¿Qué fue lo que pasó?

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