Este martes y miércoles he tenido el gusto de compartir experiencias con un grupo de profesores en un curso-taller que se proponía comprobar algunas hipótesis / mitos acerca del talento. Hemos estado experimentando entorno al talento como proceso; las posibilidades que tenemos para gestionar y autogestionar habilidades; y la cuestión más compleja de la enseñanza y el estímulo del talento. Apenas ha sido un aperitivo, porque el tiempo no era mucho, así que te quedas con muchos procesos abiertos y al menos yo con ganas de mucho más. Agradezco al grupo la curiosidad, la flexibilidad, las ganas de explorar y de compartir cada hallazgo. Siempre que trabajo con prácticas experienciales, me gusta introducir la metodología, lo que se puede esperar y también lo que se necesita poner en juego. El proceso de enseñanza-aprendizaje cambia totalmente y me parece adecuado anticiparlo. Cuando se dan las condiciones, -curiosidad, algo de espíritu aventurero y aprendizaje cooperativo-, los resultados de esta inversión del proceso tradicional son un estímulo para seguir enseñando-aprendiendo.
Ayer me acordaba de las palabras de un pensador de los grandes, cuando decía que lo único que enseñamos como maestros es el arte de aprender, Ja¡ creo que diría otro maestro y colega al que admiro, y sigo con la cita del pensador: “…por eso con frecuencia la aportación del docente despierta la impresión de que propiamente no se aprende nada con él, en cuanto de pronto hemos pasado a entender por `aprender´ la transmisión de conocimientos útiles. En lo único que el maestro aventaja al aprendiz es en que tiene que aprender todavía más que este, pues tiene que hacerse con la capacidad de hacer aprender”. [1] En eso estamos y cada oportunidad es un regalo.
Pilar Mamolar
[1] Heidegger (2005). ¿Qué significa pensar?. Madrid: Editorial Trotta.
Pilar como siempre magnifico. Solo alguna matización; «lo único que enseñamos como maestros es el arte de aprender». Ya me gustaría a mi! Si somos capaces de crear el ambiente (las condiciones) y el interés por aprender ya hemos triunfado. Pero las sensaciones que experimentas en este tipo de procesos son inenarrables. Saludos
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Me gusta eso de crear las condiciones y también lo de experimentar algo de ese “triunfo” que consiste en hacer aprender. Son muchas las cosas que nos pueden despistar de ese arte así que seguiremos reivindicando el arte de los oficios 😉 y el oficio del maestro.
Gracias por compartir Joaquín.
Pilar Mamolar
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Interesantes reflexiones, Pilar. Al leerte he sentido lo mismo que tú al terminar el «aperitivo»: me dejas con ganas de mucho más. De vez en cuando experimento tu misma y la he percibido como tú: aventura compartida con los que aprenden, entusiamo colectivo dinamizante, desafío pedagógico que hace sacar lo mejor de ti mismo en la tarea docente.
Tu escrito nos pone delante del denominado «aprendizaje de doble bucle «(Hawkins, 1997) en el que emotividad y reflexión se ponen al servicio del desarrollo personal y profesional de quien aprende.
Saludos
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Gracias Ángels, me alegra que muchos educadores, en diferentes situaciones y contextos educativos, también aquí y en vuestro espacio de Práctica Reflexiva http://www.practicareflexiva.pro/ sigamos compartiendo esa aventura.
Saludos,
Pilar
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