En esta fase empezamos a tener indicios de que podrían existir múltiples buenas decisiones, y por tanto, una gran variedad de caminos adecuados para mí. Se impone entonces la necesidad de establecer algunas prioridades para todas esas legítimas alternativas. Parte del desafío aquí proviene del hecho de tomar decisiones desde una mayor conciencia de Uno mismo y sus diferentes roles en el contexto social en el que participa. ¿Quién soy yo? ¿Cuáles son esos roles? ¿Quién quiero llegar a ser?
La necesidad de elegir o priorizar entre múltiples decisiones y posibilidades de carrera precisa de algún tipo de organización o reorganización de nuestras percepciones, con alguna posible duda acerca de quién se hará cargo y tomará las riendas en este nuevo proceso. ¿Aún alguien o algo externo? ¿Algo que me encasilla en algún estereotipo acerca de lo que soy o puedo llegar a ser, qué me ata al lecho de Procusto?
El autor del texto original utiliza el ejemplo de las imágenes Gestalt, esas figuras-fondo donde podemos ver cosas diferentes según organicemos la información. Observando y priorizando una u otra información, podemos dar sentido a diferentes contenidos en un mismo dibujo. Un ejemplo en este post: http://alejandroiborra.blogia.com/2012/030701-modelando-asunciones.php
Reparando en cómo organizamos y damos sentido a nuestra propia carrera, también podemos organizar cómo emergen diferentes significados acerca de ella. Un ejemplo de esto sería pensar en posibles formas de medir y hacer balance de nuestro desarrollo, progreso o carrera. Si priorizamos logro o consecución, observamos algo diferente que si priorizamos disfrute, satisfacción, aprendizaje o relaciones significativas con mi comunidad. Atendiendo o priorizando diferente información, podemos observar cómo emergen nuevos significados que complementan y dan forma a nuevas comprensiones acerca de mi propio desarrollo. Atendiendo a cómo organizo o priorizo cierta forma, obtengo información valiosa de mi manera natural de significar, valorar o apreciar, siendo también más consciente de posibles sesgos al hacer valoraciones o al tomar decisiones. Lo interesante aquí, es que al organizar de diferente forma, utilizando nuevas distinciones y medidas complementarias, podemos acceder a más información y tener una comprensión más completa para crear opciones, tomar decisiones o simplemente viajar de manera más segura.
En todo caso, siempre estaremos en disposición de reorganizar y rediseñar nuestra carrera, -lo mismo que si disponemos de un pequeño jardín, una terraza o una maceta, podemos regar, limpiar, podar, nutrir, trasplantar, reproducir-. Esto no significa que podamos crear cualquier carrera o identidad al margen de nuestra experiencia vital, sino más bien que podemos desarrollar habilidades para acceder a más información y a nuevas comprensiones y posibilidades. Como también podemos identificar posibles sesgos, obligaciones, lealtades o rutinas que nos “constituyen”. Si podemos percibir ciertas “formas”, reconocerlas y objetivarlas, no estaremos necesariamente sujetos a ellas. De esta manera podemos continuamente aprender y re-aprender de nuestra experiencia[1].
Tal y como ocurre con los dibujos de la Gestalt, si te comprometes excesivamente con una imagen dejas de ver la otra. Pero una vez que observas las diferencias según la manera de organizar la información y puedes ver una, dos, tres o muchas posibilidades, no estarás sujeto a una imagen lineal o única de carrera o de “verdad”. Tienes herramientas para el cambio, puedes cambiar y lo que es más importante, puedes elegir la dirección del cambio. Quizá te hayas comprometido en exceso con una idea de carrera que no te ofrece ahora muchas oportunidades de crecimiento, o hayas priorizado en exceso criterios que nada tienen que ver con tu manera de entender la vida o el trabajo. Quizá simplemente necesitas añadir algún detalle que mejore cualitativamente tu experiencia: un nuevo espacio o lugar donde trabajar, o nuevos clientes a los que ofrecer tu valor, o una nueva comunicad profesional de la que puedas nutrirte y formar parte… algunos pequeños cambios pueden crear experiencias muy distintas y todo ello constituir múltiples y buenas decisiones acerca de la carrera.
Toda esa flexibilidad y posibilidad para crear nuevas oportunidades, para mí o para otros, se relaciona con la manera en que damos sentido a la experiencia pasada, presente y futura. Podemos crear nuevos significados, nuevas opciones y nuevas maneras de avanzar en nuestra carrera, en vez de estar limitados por una idea fija de ella.
Esta flexibilidad para construir la propia carrera e identidad vocacional, no es exactamente el mismo tipo de flexibilidad que propugna el mercado laboral y su idea de un adulto/aprendiz emprendedor, autónomo y autodirigido, capaz de responder flexiblemente a las necesidades y demandas del mercado de trabajo. Porque puede ocurrir, que al mejorar ciertas medidas de eficacia para el desempeño laboral, estemos limitando las posibilidades para el desarrollo y el aprendizaje. Esta es una de las “patatas calientes” de la educación en general y de la formación de adultos en particular, aunque tal asunto pase desapercibido en los contextos organizativos y empresariales.
Algunos de los enfoques más críticos de la educación de adultos tienen en cuenta estos riesgos que podrían olvidarse en un contexto de crisis como el actual, donde la flexibilidad laboral, la autonomía, la iniciativa y la efectividad son los nuevos valores en un mercado altamente competitivo. Ahora más que nunca, necesitamos pensar en las metas de la educación de adultos para desarrollar nuevas habilidades para aprender a aprender en entornos tan complejos como el de los mercados actuales. Ello podría significar el educar y formar individuos críticos con su cultura, buscadores de nuevas comprensiones a cerca del mundo y de sí mismos, capaces de crear nuevas direcciones y reglas de juego, y no únicamente de generar más y mejores resultados adaptándose a ellas. Ante el discurso dominante de la flexibilidad laboral, pienso que estamos jugando a un peligroso juego donde la solución es parte del problema.
Volviendo a nuestro héroe / heroína y basándonos ahora en el autor y la fuente principal de este mito, un posible riesgo en esta etapa deriva del mismo sentido de posibilidad y diversidad de elecciones y decisiones, que en algún caso podría resultar inquietante o excesiva, al menos con relación a cuestiones acerca de quién soy yo o puedo llegar a ser. Y aunque no tengamos todas las respuestas, es probable que desconfiemos ya de las certezas. Sabiendo que las grandes certezas pueden provocar también grandes catástrofes, es posible que nos sintamos ahora más cómodamente incómodos en esta etapa del viaje.
Desde un enfoque más interpretativo o arquetípico, también aquí encontramos algunos riesgos. Si bien somos ahora más conscientes de nuestra autonomía a la hora de tomar decisiones, podemos sentir que aún estamos viviendo nuestra vida y carrera a través de los ojos de los demás. En algunos casos ahogando nuestra lealtad personal e integridad en el aplauso y alabanza de otros (clientes, colegas, familia…). Alimentándonos de los “éxitos” que sembramos y de los halagos que obtenemos para desempeñar nuestro papel o mantener cierto posicionamiento. En otros casos, luchando para obtener la aprobación, la aceptación, la pertenencia o la visibilidad que aún no sentimos tener por propio derecho. Mujeres con grandes capacidades, intuición y creatividad son a menudo víctimas de este hechizo. Reducen su influencia y su “poder” moviéndose a través de los ojos de otros, que tan solo ven un pequeño reflejo de lo que ellas son o pueden llegar a ser. A su vez, ellas se alimentan de esta pequeña luz, limitando su influencia y su propia cualidad, sin llegar a alcanzar su plena madurez. Este es un hechizo bastante familiar para muchas mujeres. Algunas son capaces de liberarse y liberar, siendo maravillosas guías, maestras y mentoras, ayudando a conquistar esta nueva independencia. Algunas recorren este camino solas, otras en compañía, otras necesitarán contar, curar, investigar, tomar un año sabático o descansar, para poder continuar más ligeras de equipaje.
Pero ya no somos principiantes, inexpertas, ni leales a viejas tradiciones que abandonamos al salir de casa. En cada una de las etapas continuamos avanzando de manera más consciente, solas o en compañía, con muchas dudas y pocas certezas, con menos Autoridad y mucha más independencia.
En el siguiente post: Etapa quinta: Emergencia del Sí mismo como principal decisor.
Pilar Mamolar
[1] Esta es una de las principales aportaciones del enfoque DBM ® y su creador John McWhirter: proporcionar diferentes modelos y distinciones para explorar e investigar (modelar y re-modelar) cualquier asunto, constituyendo una metodología imprescindible para modelar procesos relacionados con aprendizaje y cambio.