¿Aprendemos y enseñamos liderazgo?

Leyendo un artículo de El País: http://elpais.com/elpais/2016/02/04/eps/1454610316_353471.html me preguntaba si aún necesitamos argumentos para relacionar el liderazgo con la enseñanza, la educación o el aprendizaje. Mi hipótesis es que sabemos mucho de liderazgo en cuanto a contenidos, pero menos sobre el proceso de liderar-seguir.

Liderar es una habilidad vital. Aprendemos a hacerlo desde la cuna cuando notamos que nuestro comportamiento influye en el comportamiento nuestros padres y del entorno más cercano. A la vez necesitamos seguir a nuestros cuidadores, bien por gusto o porque no hay más remedio. Lideramos y seguimos como parte de los intercambios necesarios para la vida.

Con el tiempo desarrollamos ‘modelos’ más o menos efectivos de hacer esto, (liderar y seguir) pero no somos demasiado conscientes de nuestros modelos, ni en consecuencia de cómo cambiarlos. Lideramos, seguimos, nos resistimos o abdicamos, sin apenas elegir los comportamientos más apropiados en cualquiera de los sistemas que habitamos: familia, empresa, amigos, por no hablar del espacio político. Aquí el liderazgo pierde su esencia, pues se asocia más al poder y menos a la capacidad de seguir, influir, inspirar, facilitar, educar o servir a otros.

Se puede aprender a liderar y se puede enseñar. Pero a veces se olvida la diferencia entre saber qué y saber cómo. Sabemos mucho acerca del liderazgo, cuestión que se enseña en cursos y másteres. Muy poco sobre el proceso de liderar-seguir y sobre nuestra manera específica de hacerlo en casa o en el trabajo.

Yo aprendí sobre este proceso con los modelos de liderazgo sistémico de McWhirter, y sigo desarrollando en mi misma y en mis clientes más sensibilidad para notar y hacer más conscientes los comportamientos del liderar-seguir. La ausencia de tal información es lo que dificulta el aprendizaje y el cambio, pues no podemos manejar, hacernos cargo o mejorar aquello que no hemos observado, notado o comprendido. En las habilidades complejas necesitamos una comprensión más profunda de nuestros propios comportamientos. Observar y comprender nuestro liderar y aún más, comprender el comprender, aludiendo a la manera recursiva de Bateson.

Pilar