Tendencias de temporada

El efecto envejecido que no lo viejo es tendencia. Es curioso. Cuando la cultura contemporánea y la industria de la belleza nos han convencido de la necesidad de ocultar cualquier signo de envejecimiento, no ya prematuro, sino de esos que impone el paso del tiempo, resulta que la industria de la moda nos seduce con la idea de llevar prendas envejecidas. Estas sí han de dar cuenta de todo lo que se ha vivido o rodado por el mundo. Esto no explica que se lleguen a pagar 1.700 Euros por unas Superstar envejecidas, pero describe nuestras prácticas sociales y las tendencias de consumo como parte de ellas. http://elpais.com/elpais/2016/08/30/estilo/1472555829_113491.html Es también curioso que deseemos reflejar nuestra individualidad y vida curtida a fuerza de zapatillas y moda envejecida y que no celebremos la singularidad de cada ser humano y los efectos del paso del tiempo, incluidas esas cicatrices y surcos bellos.
Saber qué me diferencia de otros y comprender lo que me une a todos, es parte de la construcción de la propia identidad, tarea que nunca ha sido fácil ni exenta de riesgos. Si antes, estaba dictado por el peso de la tradición, el género o la religión, hoy, en nuestra cultura occidental, la identidad se construye en ausencia de guías, a la vista esta: ciclos de vida no lineales que nos hacen sentir la adolescencia en los 60, comenzar una carrera a los 70, o crear una nueva familia a los 50, con muy escasa formalización y pautas sobre qué hacer, qué elegir o cómo dar sentido a nuestras vidas, relaciones y trabajos.. o fragmentos de trabajo.
Limitando sus crecientes desigualdades y sus riesgos, es el tipo de sociedad abierta y plural que a muchos nos gustaría preservar. Aunque no de cualquier manera. Uno de los peajes que nos impone la ausencia de pautas, la pluralidad de opciones y la aparente posibilidad de elección, es la uniformidad que imponen las modas sin fundamento y los estilos de vida que se venden en los quioscos por un módico precio.
Para construir la propia identidad, proceso que no se termina nunca y siempre se deja inacabado, tan importante es saber formar parte de un todo (un grupo, una comunidad, una familia) como mantener ciertos límites entre uno mismo y los demás. Esos límites y ese espacio es lo que nos permite cuestionar ciertas prácticas sociales, políticas, de ocio y de consumo, y poner en tela de juicio los usos de nuestro tiempo sin engullirlos con apenas digestión. Ese tipo de conciencia crítica y reflexiva nos permite madurar y crecer a lo largo del tiempo y más allá de los 80, comprendernos y también cuestionarnos a nosotros mismos. Esto podría aplicarse a los usos en el vestir, como a las muchas elecciones que hacemos a diario y que conforman nuestros estilos de vida. Diferenciarnos un poquito del resto, eligiendo con cierta perspectiva, de manera consciente y crítica, sin provocación ni afectación, podría ser tendencia para este nuevo otoño.
Feliz vuelta al cole.
Pilar

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