Crear la película/serie perfecta podría estar a punto de resolverse, o eso piensan algunos productores y agencias de comunicación. Esta mañana oía una noticia algo sorprendente en la radio, en resumen, la noticia era esta: algunos productores de cine/series, junto con agencias de comunicación, estudian cómo hacer la película/serie perfecta, midiendo las emociones que provocan en la audiencia. El estudio se basa en este supuesto: si sabes (y mides) lo que la gente siente, puedes decidir o recrear qué contenidos incluir para llamar la atención de tu público objetivo. Así, analizan las microexpresiones faciales que provocan distintos géneros de cine, series, capítulos… que han tenido éxito para reproducir el patrón en otras series/películas y hacer la inversión necesaria.
La noticia me ha recordado una idea de Ryle, en su libro, “El concepto de lo mental”. La idea es más o menos esta: hay gente que cuando se equivoca, suele estar en lo cierto acerca de algo importante y gente que cuando acierta, lo hace desde una perspectiva totalmente equivocada. Este segundo error, creo yo, es mucho más peligroso por su apariencia de “verdad”, de “limpieza” o efectividad (maximizando el beneficio). La apariencia de “verdad” de algunas evidencias empíricas a veces solo prueban con certeza suposiciones y modelos de escaso valor social, cultural, artístico o científico…
Lo mejor de la noticia, en clave de conocimiento “científico” venía al final: la idea de que “quizá la persona es única, aunque todos los cerebros son iguales…” (Aquí sería muy útil manejar las distinciones cerebro y mente que a veces se desconocen o se ignoran).
Como consumidora no me sorprende la utilización de criterios de mercado para el consumo masivo de series, cine o programas de tv, pero es más llamativo que este tipo de proyectos o estudios se promocionen dentro de las Universidades con fines supuestamente educativos. Porque si fuera cierto que el neuromarketing ayuda a explicar las elecciones y decisiones frente al consumo de productos y servicios para que las empresas consigan mejores resultados, ¿quién investiga y explica en términos de valor y beneficios sociales lo que implican estas prácticas, más allá de las cuentas de resultados?
Un ejemplo concreto: la serie Crepúsculo, de reconocido éxito entre muchos adolescentes, o cine adulto como 50 sombras de Grey, presentan modelos de relaciones muy alejados de la realidad, reproduciendo estereotipos de género, y haciendo del amor romántico una meta no solo posible sino deseable. En términos de consumo, esa podría ser una fórmula de éxito. Aunque el mercado diga “SÍ”, socialmente necesitamos pensar de manera crítica acerca de estos modelos.
Acercar la universidad al tejido empresarial, no puede hacerse al margen de la crítica social, si es que hablamos de educación y no solo de capacitación, instrucción o adiestramiento. La innovación en el ámbito universitario debe incluir criterios de valor y bienestar más allá de lo que dicta el mercado. O por lo menos, alertar acerca de los límites de las leyes del mercado.
Puede que en algo me equivoque… aunque también es probable que esté en lo cierto acerca de algo importante.