DBM y los límites del Modelado Conductual

Fraltal1

En este post me gustaría explicar cómo surge esta aproximación y cómo se ha desarrollado desde los años ochenta hasta nuestros días. No creo que esta metodología necesite publicidad, ni creo que la lectura de este post hará diferencia entre los profesionales que la practican, ni servirá para quienes no distinguen entre ciencia y pseudociencia. Sin embargo, a mí me fue útil conocer sus orígenes hace algunos años, cuando defendí mi DEA, en 2011 y necesitaba explicar a una comunidad científica de qué estaba hablando. Puede que sirva hoy a quienes sientan curiosidad por investigar, en cualquier ámbito del conocimiento, y muy especialmente en las ciencias sociales.

Si cometo algún error (omisión, generalización, distorsión ;))cuento también con una comunidad de master practitioners que podrán corregirme, completarme o recordarme… lo que aprendí con ellos y ellas.

Para conocer los orígenes de la DBM, hemos de conocer los avances de la PNL, desde su creación, a partir de los primeros trabajos realizados en 1973 por Richard Bandler y John Grinder, y de sus límites para constituir una metodología de modelado. Interesados más por una cuestión práctica sobre cómo funcionan las cosas, que por explicaciones teóricas, Bandler y Grinder investigaron y modelaron algunas de las habilidades de grandes terapeutas como Milton H. Erikson, Fritz Perls y Virginia Satir. Entonces descubrieron algunos patrones similares en las formas de hacer terapia y comunicarse, sistematizando estos patrones para que pudieran ser aprendidos por otros profesionales interesados en el trabajo de cambio. La posibilidad de “modelar” comportamientos podía extenderse a ámbitos diferentes de la psicoterapia para identificar las actitudes, conductas, habilidades o modos de hacer de personas con cierta maestría. De ahí surge el concepto de modelado, como tradicionalmente lo entiende la PNL y constituye una de sus principales aportaciones: conocer cómo funcionan las cosas e identificar el tipo de procesos y patrones que desarrolla un individuo para llegar a cierto resultado.

“Modelar” desde el punto de vista de la PNL es el proceso de re-crear comportamientos específicos. Para poder modelar de forma eficaz, se requieren destrezas como la agudeza sensorial y las habilidades verbales y no-verbales con las que poder obtener información de calidad.

De la investigación y modelado de habilidades y destrezas que iniciaron Bandler y Grinder, surge la PNL como integración de los diferentes campos de conocimiento:

  • “Programación”, en cuanto a que puede investigarse cómo se organizan los componentes de un proceso –p. ej. cómo se organiza nuestro pensamiento, sentimiento o conducta- para producir cierto resultado.
  • “Neuro”, ya que toda experiencia es el resultado de cómo el cerebro procesa neurológicamente las percepciones a través de los cinco sentidos.
  • Y “Lingüística” que se refiere a cómo esos procesos neurológicos pueden ser estructurados por el lenguaje.

Las potenciales ventajas de este enfoque, reforzaban los nuevos intereses manifestados por la psicoterapia, tradicionalmente orientada a descubrir los motivos y los orígenes de las conductas o problemas. Lo que interesaba a la PNL, sin embargo, era ayudar a las personas a crear nuevas opciones para llevar una vida más plena.

Mientras la PNL se extendía y ganaba popularidad, las habilidades que utilizaron sus creadores pasaban a segundo plano. Como apuntaba McWhirter creador de la DBM, nunca estuvo disponible la metodología de modelado que la produjo, “…de modo que aunque Bandler y Grinder, y otras muchas personas,  eran muy buenos formalizando su modelado natural mediante el uso de modelos formales, no modelaron su modelar”. (McWhirter, 1999).

Modelo y modelar son elementos centrales del DBM. Desde este enfoque, entendemos modelo como una representación, dinámica y organizada, a partir de la cual cada individuo construye significado sobre la base de su experiencia. Como explica McWhirter, construimos nuestros modelos y comprensión dinámica del mundo y de nosotros mismos desde los primeros años de vida y sobre esas comprensiones vamos añadiendo nuevos significados, aplicando, validando, confirmando o extendiendo las comprensiones de las que disponemos. La posibilidad de añadir nuevas comprensiones y significados a nuestros modelos creados es lo que el autor denomina “Habilidades de modelado”, habilidades que podemos desarrollar a lo largo de la vida.

Los modelos que utilizan las ciencias, también son representaciones y modelos formales que las disciplinas de conocimiento utilizan para elaborar comprensiones formalizadas acerca del mundo y de los seres humanos. Desde este punto de vista cualquier teoría es un modelo, aunque no todas las teorías son modelos formales y mucho menos científicos.

El proceso de modelar es una metodología, y como tal puede ser más o menos certera o errada, según produzca mejores resultados en la práctica. La PNL no llegó a desarrollar esta idea, puesto que no había una metodología que permitiera evaluar el propio proceso de modelar. En este sentido es muy descriptiva la definición que haría Richard Bandler de la PNL como: “una actitud y una metodología que deja tras de sí una estela de técnicas”. Tal y como recoge McWhirter en algunos de sus artículos, y así lo aprendí en sus programas, la estela de técnicas, son el producto de modelar conductas eficaces y es a través de ellas que se ha dado a conocer la PNL.

Con el transcurrir del tiempo y la expansión de las habilidades del Modelado Conductual, también se ponían de manifiesto sus límites. Sobre esta cuestión, McWhirter escribiría: “La PNL nunca fue diseñada para ser psicoterapia. Los productos, las habilidades y las técnicas, fueron diseñados para ser usados dentro de la estructura existente de terapia. A medida que se fueron formando más personas en la PNL cada vez más de ellas querían utilizarla como aproximación única. Hay una serie de graves problemas con esto. Primero, la PNL no es una aproximación completa. Es una tecnología. No había ni metodología ni epistemología. Otra dificultad con utilizar la PNL por si sola es que aunque las técnicas son muy efectivas no lo son con todos los casos. El número de técnicas también es muy limitado y dista mucho de cubrir siquiera de lejos el abanico que sería necesario para cubrir todos los problemas que los clientes pudieran experimentar” (McWhirter, 2002).

Para entender los límites del Modelado Conductual, es necesario entender la diferencia entre disponer de habilidades excepcionales en el uso y empleo de los modelos y desarrollar más comprensión de los propios modelos del cliente y del propio proceso de modelar. La primera cuestión -el empleo de los modelos conocidos- estaba cubierta por la PNL, la segunda constituía su limitación. La limitación consistía en implicarse en el uso de algunas estrategias para modelar, y menos en construir una mejor comprensión del modelo del cliente. Y para los practitioner (profesionales formados en las habilidades de modelado) ello suponía que, en lugar de utilizar o mejorar sus habilidades para investigar y explorar los modelos del cliente, utilizaran viejos modelos para producir nuevas descripciones. Esto explica la pérdida de creatividad y de “excelencia” no resuelta en la PNL y el comienzo de una innovación llamada DBM®.

Esta cuestión, no es una cuestión menor, y aplica actualmente a buena parte de los enfoques y por tanto, de las intervenciones para facilitar el cambio. El Coaching y su enseñanza (con excepciones), constituye un buen ejemplo, y a veces se implica más en ofrecer a los practitioners la ilusión de saber, a partir de estrategias y técnicas para adquirir destrezas en el uso de modelos; y mucho menos en mejorar sus habilidades para investigar y explorar los modelos del cliente, y los del propio practitioner, lo cual es más grave. En todo caso esta “limitación” encaja perfectamente con las demandas del mercado, y su interés en “píldoras” de fácil y masiva asimilación…

Comienzo a aceptarlo. A lo importante.

Así expresaba McWhirter su propia búsqueda y los comienzos de una nueva disciplina: “En los años de búsqueda, me di cuenta que nuestras habilidades naturales de modelar, las habilidades que todos utilizamos para crear nuestros modelos del mundo eran un territorio sin explorar. Esto, a su vez condujo a algunos avances muy importantes en el DBM, primera disciplina en estudiar nuestras habilidades naturales de modelar. El DBM es el primer campo en el que se modela el modelar” (McWhirter 2002).

Al investigar el surgimiento y la evolución de la PNL, llama la atención cómo durante esos años y en años posteriores, la comunidad académica, fuera ajena a este debate. En un artículo recientemente publicado sobre PNL, Tosey y Mathison[1], argumentan que aún hoy la PNL es una disciplina que sigue manteniéndose al margen de la comunidad académica y sobre la que es difícil obtener una opinión bien fundamentada. Y refuerza la idea de lo poco que se conoce acerca de su historia, sus aportaciones y sus límites. Estos autores identifican algunas de las razones que pueden haber contribuido a la falta de entendimiento entre los practitioners PNL y las comunidades académicas.

  • Su enfoque pragmático y su postura anti-teórica.
  • Su eclecticismo y falta de coherencia teórica.
  • La débil conexión con la investigación académica contemporánea en campos relevantes.
  • Una base de pruebas claras y evidencias empíricas de la PNL, así como la falta de evaluación de sus prácticas.
  • Las preocupaciones éticas sobre la forma en que la PNL se utiliza en la práctica,
  • La falta de crítica reflexiva del discurso sobre PNL y las prácticas sociales.

Algunas de esas limitaciones ya habían sido consideradas años atrás por McWhirter, dando lugar a los primeros desarrollos de lo que hoy conocemos como DBM (Developmental Behavour Modelling).

DBM es una aproximación holística, que integra los avances más actuales en el campo del aprendizaje. Es una metodología para abordar el modelado, que nos permite comprender como las personas organizan su pensar, su sentir y su hacer y cómo y dónde facilitar nuevos aprendizaje desde una aproximación de respeto y cuidado por la totalidad de la persona. En este sentido DBM constituye una innovación que proporciona un conjunto de habilidades de modelado que se emplean para conocer e investigar en profundidad una situación (un individuo, un grupo, una familia, una organización, un sistema) y poder crear o ayudar a crear respuestas únicas. Esto lo convierte en un enfoque práctico en cualquier ámbito de intervención, especialmente en Educación, Terapia, Coaching, Mentoring, Counseling, Orientación y Consultoría).

Con DBM, también podemos comprender y modelar diferentes tipos de modelos y teorías incluida la propia DMB. Podemos modelar teorías formales, y saber qué cubren y qué no, cuáles son sus asunciones y distinciones clave, sus implicaciones o sus relaciones con otras teorías o modelos. Esta es una de sus principales aportaciones, siendo una aproximación de lo más útil para distinguir, por ejemplo, la ciencia de la pseudociencia. Por cierto que las creencias pseudocientíficas están mucho más arraigadas en nuestra vida de lo que imaginamos. Desde luego lo están en todo lo relacionado con el negocio de la ayuda y la autoayuda, pero también en el ámbito profesional, y en muchas de las pseudoteorías del Management, donde las implicaciones de una mala praxis no parecen tan graves como en la medicina y en las ciencias de la salud.

Distinguir entre ciencia y pseudociencia será cada vez más importante para formar a una ciudadanía crítica, pues la divulgación y las explicaciones sencillas o simplificadas de procesos complejos dan sensación de que “se sabe” o peor, se está en posesión de la “verdad”. En este sentido hasta la ciencia tiene sus límites y los nuevos paradigmas ponen en cuestión las premisas de verdad, objetividad y causalidad. Sobre esto hemos hablado en otras ocasiones https://pilarmamolar.wordpress.com/2011/01/30/%c2%bfel-fin-de-la-ciencia/ y sugerimos alguna lectura necesaria[2].

DBM® y su metodología de modelado fue creada por John McWhirter http://sensorysystems.co.uk/  quien ha extendido esta innovación a partir de programas y cursos de formación y certificación en Reino Unido y España. Como su propio autor explica, es una herramienta para crear herramientas y, como tal, es de tremenda utilidad en todas las áreas donde hacen falta modelos, o necesitamos actualizar y optimizar los modelos que ya se emplean.

DBM® ha elaborado todo un campo de práctica que proporciona una metodología y modelos de intervención para la investigación en ciencias sociales.

Yo conocí esta metodología de la mano de Tim Ingarfield en SCT https://sctsystemic.es/nuestra-metodologia-dbm/. Y desde el ámbito académico, defendí DBM en aquel diciembre de 2011, en el tribunal de mi DEA. La presenté como una innovación, desde luego, como una metodología, pero también como una Teoría no formal fundamentada en la Práctica, para distinguirla de las disciplinas y teorías tradicionales en Psicología. En 2011 utilicé esta definición basándome en los trabajos de Usher y Bryant (1992)[3] en defensa de las Teorías no formales localizadas en la práctica y sus argumentos para sacar de la cautividad los viejos vínculos entre teoría, práctica e investigación.

Actualmente disponemos de una buena base de investigación que tiene como base esta metodología: tesis doctorales y artículos publicados en revistas de prestigio que se incrementan cada año con los trabajos de jóvenes y no tan jóvenes investigadores, prácticos y académicos. DBM actualmente se utiliza con pleno derecho como una teoría y un campo de práctica para investigar y comprender los procesos a partir de los cuales los seres humanos construyen la realidad. Una teoría formalizada que dispone de unos supuestos y principios explícitos y disponibles (para quienes quieran conocerlos), que integran los avances más actuales en el campo del aprendizaje y el desarrollo.

Mi mejor defensa del DBM, en aquel DEA, y desde el punto de vista académico, fue su valor para restablecer los vínculos entre teoría, práctica e investigación. Y en eso sigo avanzando. Hay mucho trabajo por hacer y muchas instituciones y personas que lo aprecian. Así pues, no hay que desviarse de lo importante.

Desde aquí, mi enorme gratitud a su autor John McWhirter., y a mis compañeras y compañeros de viaje.

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[1] Paul Tosey and Jane Mathison. Innovations in Education an Teaching Internacional Vol. 47, No. 3, August 2010, 317-326

[2] Schnitman, D. F. (1998). Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad. Paidós.

[3] Usher R., Bryant I. (1992). La educación de adultos como teoría, práctica e investigación. El triángulo cautivo. Madrid: Ediciones Morata.

 

 

 

Un pensamiento en “DBM y los límites del Modelado Conductual

  1. ¡Hola! Por no andar volviendo a antes del verano y tras aprender otro poquito al leerte hoy, osaría recomendarte la peli «Book Club», un poco al hilo de aquella entrada sobre cine y neuromarketing y otro poco porque…, puede que sonrías y esto está bien. Claro, las 50 sombras de Grey tienen su papel en una peli con pocker de damas del cine. Saludos

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